B2B MUSIC MGMT / Gestionar la música de una empresa: de gasto improvisado a activo estratégico
Como artista, productor y CEO de Soundlink Music, llevo años observando cómo las empresas se relacionan con la música. Y permítanme compartir una reflexión honesta: la música en el entorno corporativo merece ser tratada con la misma seriedad estratégica que cualquier otro activo de marca.
Hoy vemos una realidad evidente: marcas, hoteles, empresas, y espacios comerciales utilizan música de forma constante en eventos, ambientaciones, contenidos, redes, campañas, experiencias físicas y digitales. Sin embargo, esa presencia musical, tan cotidiana como valiosa, suele gestionarse sin una estrategia unificada, sin criterios artísticos claros, y muchas veces, sin cumplir los marcos legales necesarios.
Lo que venimos detectando es revelador: muchas empresas son grandes consumidoras y empleadoras de servicios musicales, pero no dimensionan su verdadero impacto. Los presupuestos se fragmentan entre distintas áreas que contratan artistas o producciones sin datos adecuados, sin control de calidad y, sobre todo, sin alinear estas decisiones con los objetivos generales de marca.
¿El resultado? Lo que se percibe como un simple “detalle operativo” como ambientar un espacio o contratar un show para una celebración termina siendo parte de un presupuesto anual considerable, sin una gestión profesional detrás.
Incluso cuando existen equipos internos asignados a estos temas, las decisiones suelen terminar delegadas en múltiples intermediarios sin formación específica en cultura o música. Esto no solo encarece la operación por acumulación de capas innecesarias, sino que precariza los honorarios del artista o proveedor final. Y es lógico: tendemos a pagar menos por lo que consideramos un gasto o por algo que no aporta valor.
Además, cuando cada centro/establecimiento o área de las empresas gestiona su presupuesto musical de forma aislada, lo que parece marginal por separado, puede representar en conjunto decenas de millones de euros al año sin dirección, sin trazabilidad y sin retorno medible. Estos presupuestos debidamente conectados crean un motor de audio, contenidos, arte, cultura, entretenimiento, amenización de espacios y momentos, y promoción de su marca y de su empresa.
Otro caso tan curioso como alarmante especialmente para las marcas empleadoras dentro del sector es que más del 50% de l@s músic@s profesionales entrevistad@s para trabajar con grandes compañías del rubro rechazan las propuestas. ¿La razón? Consideran que estas ofertas no reconocen adecuadamente su labor como actuaciones artísticas legítimas, y que en muchos casos las condiciones están contaminadas con tareas ajenas a lo cultural o artístico.
Cuando aceptan, lo hacen mayoritariamente por necesidad económica o como intercambio puntual de servicios, pero no desde un vínculo real con su identidad profesional. Sin embargo, cuando trabajan con Soundlink, nos dicen algo muy distinto: sienten que pueden conservar su esencia como artistas, que forman parte de una comunidad que los representa, y que se respeta tanto su trabajo como su desarrollo artístico. Para nosotros, eso no es un detalle: es parte de nuestra misión.
A esto se suma una dimensión crítica: el desconocimiento del sector musical desde una perspectiva legal, contractual y fiscal. Usar música sin licencias adecuadas, contratar artistas sin respaldo profesional o delegar producciones sin contratos puede acarrear riesgos evitables: desde sanciones legales hasta daños reputacionales.
Es importante comprender que la música no es un plan estático que se implementa una vez y se olvida. Como uno de los canales de adopción más temprana de nuevas tecnologías y tendencias culturales, la música evoluciona constantemente. Las marcas que comprenden esto y se adaptan continuamente tienen una ventaja competitiva innegable. En Soundlink, no solo desarrollamos estrategias sólidas, sino que las mantenemos a la vanguardia, capturando innovaciones y anticipando tendencias que permiten a nuestros clientes destacar en un entorno saturado de estímulos sonoros genéricos.
Por eso, desde Soundlink Music, insistimos: la gestión de la música no puede seguir siendo improvisada. Tiene que pensarse, planificarse y gestionarse como lo que realmente es: una inversión estratégica.
La música no es solo entretenimiento. Es experiencia, identidad, emoción, permanencia. Es una forma real y poderosa de conectar con clientes, audiencias internas y el entorno. Y como tal, merece el mismo nivel de planificación y control que cualquier otra inversión estratégica dentro de una empresa.
Cuando se trabaja con especialistas, los beneficios son claros:
Reducción de costos innecesarios.
Cumplimiento normativo y legal.
Coherencia estética, sonora, y comunicacional.
Impacto medible en la experiencia de clientes y colaboradores.
Plataforma de reportes y documentación.
Creación de oferta cultural propia y music branding.
En Soundlink Music ayudamos a las empresas a definir cómo quieren sonar. Identificamos los géneros y estilos que representan su visión. Integramos esas decisiones en una estrategia sonora real, transversal y con resultados.
Lo hacemos a través de nuestra plataforma, que permite centralizar la planificación, contratación, ejecución y medición. Desde curaduría musical hasta asesoramiento legal y operativo.
La oportunidad está ahí. Solo hace falta una mirada más profunda, más conectada con el verdadero valor que la música puede aportar a tu negocio.
Y los datos no mienten: nuestros análisis muestran que muchas empresas pierden entre un 15% y un 25% de su presupuesto musical por falta de centralización y estrategia. Lo más preocupante es que, en el camino, también pierden la oportunidad de construir una identidad sonora potente y diferencial.
Porque la improvisación es parte del arte. Pero no puede ser la forma en que las empresas gestionan su relación con la música y las industrias creativas.
¿Tu empresa tiene una estrategia musical clara o estás improvisando?
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NICOLÁS A. CIVATTI
THE SOUNDLINKER